LA BRUXA, por Rochi

Esta es la historia de una bruja pero no cualquier bruja esta era una bruja lectora, enamoradiza, alta, asustadiza, ingeniosa, sensible, culta.
Las medias eran las mismas qe usan los payasos para sus actos. Era una astilla tapada por una túnica violeta y un gorro que le combinaba. Bailaba como una hoja de otoño cayéndose del árbol. Su nariz era….era... Era amenazante. Sí, eso era amenazante, esa es la palabra que busco. Pero no vinieron a leer este libro para hablar de su nariz o de lo amenazante que era. Vinieron para saber lo que le pasó a esta bruja, Yo les cuento…
Ella leía cuentos como: Pócima de Amor, El Amor llegó en Escoba, Brujas Enamoradas, etc. Pero un día leyó uno que le llamó la atención y terminaba con una frase que le encantó: Y EL PRINCIPE Y LA BRUJA VIVIERON FEICES POR SIEMPRE JAMÁS… Quedó impactada, Así que se le ocurrió buscar a un príncipe o algo por el estilo.

De repente bajó las escaleras con la rana en sus manos, buscó el libro de hechizos para ranas y sapos, Vaya uno a saber qué tenía pensado hacer con el pobre animal. Abrió el libro, había una rana gigante

–Ese quiero yo! – Dijo la rana entusiasmada

-No! Yo estoy buscando un príncipe no a una rana gigante! ¬- se negó la bruja.

Y buscó y buscó en el libro un príncipe apuesto y buen mozo. Hasta que lo encontró. Se puso a preparar la pócima pero: Oh, oh… faltaba la hoja violeta. Así que salió en busca de ella. Por suerte tenía el mapa de cómo llegar. Así que fue a buscarla. Cuando estaban saliendo tuvieron un problema: la escoba no arrancaba, estaba sin nafta. Decidieron ir a cargar y cuando llegaron…

- Usted no piensa hacer nada? –Preguntó la bruja enojada – Ahora me quedaron todas las manos pegajosas- Pensó la bruja mirando sus manos con asco

– Disculpe esto es SELF-SERVICE usted se tiene que satisfacer sola- respondió vagamente el Duende que estaba sentado en una silla muy cómodamente. Después de todo se paró y le puso un aromatizante para escobas y la bruja lo miró indignada por su “esfuerzo” , si se puede llamar así.

Así que una vez cargada la nafta la bruja se subió a la escoba y se fue volando.

Pasando por un bosque, la bruja empezó a soñar con su príncipe azul. Así que sin mirar para adelante se pegó contra un árbol. La bruja y la rana tras su caída gritaron: –Auch!!

La bruja desesperada por lo que le pasó a su escoba empezó a llorar y la rana intentando llamarle la atención dijo: – Llegamos! encontramos las hojas! - señalando a un árbol violeta con unas cerco alrededor.

- Déjame, ahora no voy a poder convertirte en el príncipe de mis sueños- llorisqueó frustrada la bruja. Pero cuando se dio vuelta vio al gran árbol cubierto por hojas violetas. Había unos carteles que decían CUIDADO CON EL OGRO y otro cartel que decía MANTENGASE ALEJADO.

– No importa, deben estar bromeando - dijo agrandada la bruja. De repente se escuchó un gruñido y la bruja se desmayó, no sé si por el susto o el aliento del ogro. Inmediatamente la bruja tiró a la rana hacia el otro lado del cerco. Se escuchaban gritos y revoloteos. La bruja asustada le gritó a la rana: -Espera, ya te salvo. Así que agarró un palo de lo que quedó de la escoba y le ató una soga y el aromatizante del SELF SERVICE. La tiró como a una caña de pescar y logró cazar algo. Lo trajo hacia ella y resulta que era un zapato. Entonces la bruja dijo:

– oh oh!!, voy a probar una vez más.

Lo volvió a tirar y logró agarrar a la rana. La rana estaba aún con vida y había podido agarrar la hoja del árbol violeta.

Así que volvieron a casa después de toda su caminata, después de todo se les había roto la escoba. Una vez en la casa la bruja volvió a bajar las escaleras y puso la hoja en la poción:

– ¡PUF!- la poción estaba lista. La puso en un frasquito y roció a la rana.

– ¡PUF! - era un viejo príncipe - Demasiado viejo- protestó la bruja

- Ji ji – se reía el ratón.

– Cállate - le dijo la bruja al ratón. Lo batió y le volvió a tirar. – Esta vez va a funcionar- dijo entusiasmada la bruja.

- ¡¡PUFF!!- Por fin apareció el apuesto príncipe que la bruja quería- Espera acá, no te muevas - exclamó la bruja.

Así que fue a su cuarto y se miró en el espejo y como no le gustó cómo estaba, la bruja se puso a hacer gimnasia. Una vez ya en forma se arregló la cara con dos pepinos en los ojos. Después se depiló.

– Ahhhhh - se escuchó desde el patio de la casa. Una vez ya lista bajó y se puso una flor en la boca. Y por la ventana se vio al duende vago del SELF-SEVICE saludando y guiñándole el ojo al príncipe.

Finalmente se fueron los dos en la moto del duende y la bruja volvió a estar sola. Defraudada por su rana le dijo al ratón dijo: - y ahora qué hago??

El ratón la miró y contestó: –Toma, come queso… ayuda.

- ¿Para mí?- preguntó la bruja desorbitada

- Sí, por supuesto- respondió el ratón amablemente

- Delicioso, Gracias -Dijo la bruja chupándose los dedos y sonriendo. Y finalmente resultó que el príncipe azul de la bruja términó siendo el ratoncito. El Ratón y la bruja VIVIERON FELICES POR SIEMPRE JAMÁS.